El ministerio «Dios tras las rejas», dedicado a la evangelización de los reclusos, anunció a principios de septiembre su ambiciosa misión de alcanzar a más de 2.000 internos en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos.
Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo continuo por llevar la Palabra de Dios a quienes están encarcelados y culminó con un poderoso evento a finales del mes en la prisión de Angola, reconocida como una de las más peligrosas y notorias del país.
Ubicada en Luisiana, la Penitenciaría Estatal de Luisiana, comúnmente conocida como la «prisión más peligrosa de Estados Unidos», es famosa por su alta tasa de criminalidad y por albergar a reclusos que cumplen condenas prolongadas e incluso perpetuas.
Sin embargo, en el último mes, el poder transformador del Evangelio ha iluminado este lugar oscuro, dando paso a un verdadero «avivamiento espiritual».
"Llamamos a los hombres a que se acercaran para ser bautizados, y durante más de 30 minutos, uno por uno, ingresaron a la piscina de bautismo”, informó el equipo de «Dios tras las rejas». Al evento asistieron aproximadamente 1.000 reclusos, y 50 hombres, muchos de ellos cumpliendo cadena perpetua, decidieron ser bautizados. "El sonido de cientos de personas adorando, orando, llorando y regocijándose fue abrumador", testificaron los organizadores.
Los reclusos mostraron una profunda emoción al declarar públicamente su compromiso con Cristo. “¡Los hombres lloraron mientras proclamaban a toda la prisión que le entregaban todo a Jesús!”, compartieron los organizadores, resaltando la transformación espiritual que tuvo lugar. Este momento, lleno de fe y entrega, fue un reflejo tangible de la acción de Dios en sus vidas. "Gracias, Jesús”, expresaron los miembros del ministerio, subrayando la importancia del renacimiento espiritual experimentado ese día.
La visita a la prisión de Angola fue parte de una serie de compromisos de evangelización de «Dios tras las rejas». En el mes anterior, el ministerio había estado en la prisión de San Quentin en California, donde el rapero cristiano Holy Gabbana (John Robert Hill Jr.) compartió su testimonio con más de 3.000 hombres.
Tras su predicación, 35 reclusos entregaron sus vidas a Cristo, renovando su fe y esperanza. "Por eso oramos y ayunamos. iSabíamos que Dios se movería!", celebró el equipo al publicar un video en el que Gabbana ora con los prisioneros, destacando el profundo impacto de la oración y el testimonio en las vidas de quienes están encarcelados.