A pesar de los obstáculos, la Palabra de Dios ha dado frutos en una de las áreas más remotas de Uzbekistán, según un informe de un ministerio evangelístico compartido con Christian Aid Mission. Esta comunidad, descrita como espiritualmente árida como su paisaje desértico, fue visitada por un grupo de misioneros que, tras orar por el lugar, se dispusieron a compartir el Evangelio.
"Este pueblo, ubicado en una de las regiones más inaccesibles de Uzbekistán, era tan espiritualmente estéril como el desierto que lo rodea", mencionó uno de los líderes del ministerio. En un país donde el 90% de la población profesa el islam, los misioneros se sintieron impulsados por la esperanza de que el Evangelio pudiera cambiar vidas, lo que los motivó a asumir el desafío.
Al llegar al pueblo, establecieron conexiones con los habitantes y conocieron a Imron*, un hombre que al principio se mostró reacio al mensaje. "Imron solía ser irritante y distante, pero cuando Dios tocó su corazón, su cambio fue notable", comentó el líder.
Después de su conversión, Imron comenzó a compartir el Evangelio, lo que llevó a su esposa, Samiya*, a abrirse también al mensaje de Cristo. "Al principio, Samiya se resistía a escuchar sobre Jesús, pensando que era algo sin importancia. Sin embargo, al presenciar la transformación y alegría de su esposo, su corazón también se abrió al Salvador", explicó el líder.
Al igual que la mujer samaritana junto al pozo, Samiya experimentó una profunda transformación y empezó a compartir su testimonio con otros en la comunidad. Pronto, la pareja reunió a nueve personas en su hogar para estudiar la Palabra de Dios.
"Estos nuevos creyentes están ansiosos por aprender y profundizar en el conocimiento de la Biblia. Dios sigue mostrando su poder y presencia en esta nación", añadió el dirigente.
Posteriormente, un grupo de mujeres de una iglesia cercana a la capital de Uzbekistán visitó a Samiya y al grupo de nuevos creyentes de su aldea. Informaron que, aunque es esencial apoyar a los nuevos cristianos, especialmente en zonas con poca presencia cristiana, Dios se manifiesta de manera poderosa, fortaleciendo la fe en los corazones de las personas.
Hoy en día, en el pueblo de Samiya hay al menos 30 cristianos, y cada vez más personas muestran interés en conocer el Evangelio.
El líder del ministerio expresó su esperanza de bautizar a un gran grupo en los próximos meses. "Nuestros equipos siguen visitando la región y brindando apoyo, ayudando a estas personas a echar raíces en la Palabra de Dios", concluyó.