Sir Anthony Hopkins, uno de los actores más destacados de las últimas décadas, tuvo un notable cambio en su perspectiva espiritual luego de una sencilla pero poderosa pregunta que lo llevó a replantearse su vida.
El testimonio de Hopkins comienza en una reunión de Alcohólicos Anónimos (AA), donde una mujer desafió su escepticismo con una pregunta que no solo puso en jaque su visión del mundo, sino que también le ofreció la oportunidad de superar su adicción al alcohol.
Desde los inicios de su carrera, Anthony luchó contra el alcoholismo, una adicción que comenzó de manera “inocente” como parte de la cultura del teatro. “Eso es lo que se hace en el teatro”, pensaba en aquel entonces. Sin embargo, lo que comenzó como un pasatiempo social pronto se convirtió en un problema grave. Para 1975, su consumo de alcohol había alcanzado niveles alarmantes.
“Estaba decidido a autodestruirme. Era como si estuviera poseído por un demonio, una adicción, y no podía detenerme. Hay millones de personas viviendo de la misma manera”, recordó el actor en un podcast donde reflexionó sobre etapas críticas de su vida.
Reconociendo que necesitaba ayuda, decidió acudir a AA. En una reunión, una mujer le lanzó una pregunta que cambió el curso de su vida: “¿Por qué no confías simplemente en Dios?” Aunque no creía en Él, la desesperación lo llevó a considerarlo. “Bueno, ¿por qué no?”, se dijo a sí mismo. Lo que ocurrió después lo describió como un milagro: “No podía dejar de beber, pero pedí ayuda, y de repente, ¡pum! Todo cambió. Fue como un bingo”. El deseo de beber desapareció casi de inmediato, fortaleciendo su confianza en Dios.
En una entrevista con Piers Morgan, cuando le preguntaron si creía en Dios, Hopkins, quien antes era ateo, respondió: “Sí, lo creo. Lo creo”.
Con los años, su fe se consolidó, al igual que su carrera. Hopkins, quien recibió el título de Sir en 1993 por la Reina Isabel en reconocimiento a su contribución a las artes escénicas, se ha convertido en una figura respetada tanto dentro como fuera de la pantalla.
Durante una conferencia LEAP ante casi 500 estudiantes, compartió su experiencia personal y advirtió sobre los peligros de perseguir únicamente el dinero y el éxito, afirmando que esas metas no garantizan satisfacción. Reflexionó sobre lo vacío que puede ser alcanzar el éxito sin un propósito mayor, alentando a los jóvenes a abrazar la vida con gratitud.
Hopkins también habló sobre cómo Dios puede transformar los mayores fracasos en oportunidades para crecer. “Creo que somos capaces de mucho más de lo que pensamos”, les dijo, enfatizando la importancia de elegir entre una vida de desesperanza o una vida plena y significativa.
Aunque ha interpretado a personajes oscuros y malvados en la pantalla, Hopkins vive con Cristo en su corazón. Antes ateo, ahora siente compasión por quienes no creen, describiendo esa falta de fe como “vivir en una celda cerrada sin ventanas”.
“Odiaría vivir así, ¿y tú? Hoy vemos en la televisión a muchas personas brillantes que son ateos profesionales. Declaran con certeza que creer en Dios o en la religión es una locura”, comentó en una entrevista de 2011. “Bueno, está bien, Dios los bendiga. Espero que sean felices… Pero no podría vivir con esa certeza. Me pregunto por qué protestan tanto. ¿Cómo están tan seguros de lo que hay afuera? ¿Y quién soy yo para refutar las creencias de tantos grandes filósofos y mártires a lo largo de los siglos?”
A través de su historia de lucha y transformación, Anthony Hopkins se ha convertido en un testimonio viviente del poder de la fe y la resiliencia, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una oportunidad para redescubrir la esperanza.