El evangelista Nick Vujicic ha manifestado su preocupación por la situación actual de la Iglesia, destacando que se ha convertido en un “club social” más que en el verdadero Cuerpo de Cristo. Según él, esta transformación ha llevado a una falta de preparación de la próxima generación de creyentes, lo cual se refleja en el aumento de adicciones y pensamientos suicidas entre los jóvenes. Para Vujicic, esto es consecuencia de no formar auténticos discípulos de Cristo, lo que evidencia la necesidad urgente de revitalizar el discipulado en las iglesias.
“En nuestro país, muchos pastores de jóvenes son tratados como niñeras, y el 95% de las iglesias que he visitado no me motivan a regresar porque se sienten más como clubes sociales que como lugares de crecimiento espiritual”, declaró Vujicic en una entrevista con Christian Post.
A sus 42 años, el evangelista recordó cómo a principios de los años 2000 muchas iglesias estadounidenses comenzaron a enfocarse en el entretenimiento para atraer a los jóvenes. Sin embargo, considera que esta estrategia ha debilitado el Evangelio, desplazando la enseñanza bíblica sólida por actividades centradas en la diversión.
Vujicic lamentó que los sermones sobre temas fundamentales, como la salvación y la moralidad, sean cada vez menos comunes. Señaló que la Generación Z enfrenta desafíos como el uso de lenguaje ofensivo y comportamientos autodestructivos, sin que nadie los responsabilice de sus acciones. Esto, según él, genera creyentes emocionalmente vulnerables y propensos a la depresión.
Autor del libro Vida sin límites, Vujicic destacó los múltiples retos que enfrenta la Generación Z, como la adicción a la tecnología, con un promedio de más de siete horas diarias frente a pantallas. También mencionó problemas graves como la explotación sexual, el aborto y sus consecuencias emocionales. Expresó preocupación por el hecho de que muchos adolescentes comparten imágenes inapropiadas de sí mismos y señaló que un elevado número de jóvenes reportan haber sido víctimas de abuso sexual antes de cumplir los 17 años. Asimismo, subrayó que muchas mujeres que asisten regularmente a la iglesia recurren al aborto, enfrentándose después al trastorno de estrés postraumático.
“No estamos abordando los temas que realmente importan. Hasta que no sanemos los corazones heridos, establezcamos límites claros y exijamos responsabilidad a nuestros líderes, temo mucho por el futuro”, advirtió.
Para Nick, la solución a estos problemas radica en volver a las raíces de la fe: arrepentimiento, responsabilidad y unidad. Alertó que si la Iglesia no se arrepiente, podría perder su autoridad espiritual y la protección de Dios. Recordó cómo Jesús corrigió con firmeza a la Iglesia y oró por la unidad entre los creyentes.
“Es necesario arrepentirnos. Debemos unirnos con humildad y aprovechar esta oportunidad mientras aún tenemos tiempo. Si no lo hacemos, temo que veamos cómo la mano protectora de Dios se retira por completo de nuestra nación”, afirmó.
El ministerio de Nick tiene grandes expectativas para 2025, considerándolo un año clave para el arrepentimiento y la unidad en la nación. Hizo un llamado a ser las manos y los pies de Jesús, recordando que el campo misionero no siempre está lejos, sino que comienza en nuestros propios vecindarios.