Andrew Bustamante creció en un entorno ateo, donde su madre lo educó para no creer en Dios. Su formación basada en la razón fue efectiva, llevándolo a convertirse en un ateo convencido en su adultez, rechazando firmemente cualquier forma de religión.
Durante una entrevista en el podcast Resilient, Andrew confesó que solía considerar a quienes creían en Dios como "ignorantes" y "estúpidos". Mientras estudiaba en la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, conoció a una compañera cristiana, Meredith Jessup.
A pesar de su rechazo inicial y su hostilidad hacia la religión, Andrew notó que Meredith siempre lo trataba con amabilidad, incluso cuando él no la trataba bien. Confesó que su actitud negativa hacia la Academia y hacia la fe de Meredith se enfrentaba con la resiliencia y la sonrisa constante de ella.
La bondad y paciencia inquebrantables de Meredith dejaron una profunda impresión en Andrew, llevándolo a cuestionar sus creencias y reflexionar sobre su infancia. Reconoció que no podía ignorar el ejemplo que Meredith le daba y comenzó a reconsiderar su escepticismo hacia la fe, iniciando así un camino de búsqueda espiritual.
Otro compañero cristiano, Ian, también influyó significativamente en su vida, motivándolo a leer la Biblia de principio a fin. Este interés por las Escrituras marcó un punto de inflexión en su vida, permitiéndole explorar y confrontar su anterior postura como ateo.
“Leí la Biblia todos los días durante unos nueve meses, anotando mis reflexiones sobre lo que encontraba desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento y el Apocalipsis”, recordó Andrew.
Cuando llegó al libro de Isaías, Andrew reconoció la existencia de Dios y tomó la decisión de entregar su vida a Cristo.
Como expresión de gratitud por haber compartido el amor de Dios con él, Andrew regaló su diario bíblico a Ian como regalo de bodas.
“Gracias por no dejar de ser mi amigo, incluso cuando yo no era un hombre de fe y era todo lo contrario”, expresó Andrew en ese momento.
Andrew sirvió en la Fuerza Aérea como oficial a cargo de misiles nucleares, con la responsabilidad de lanzarlos bajo las órdenes del presidente de Estados Unidos. Posteriormente, fue reclutado por el gobierno como agente de la CIA, donde recibió entrenamiento en espionaje en Camp Peary, Virginia.
Después de su formación, trabajó en diversas regiones del mundo, incluidas África y Asia. Durante su tiempo en la CIA, también conoció a su esposa y formó una familia.
Hoy en día, Andrew ya no trabaja como agente secreto; ha iniciado su propio negocio y ha compartido su testimonio en redes sociales, inspirando a otros con su historia.