La iniciativa surgió de un exalumno, inspirado por una idea vista en redes sociales y aprobada por las autoridades de actividades estudiantiles. A la mañana siguiente, el campus amaneció decorado con las palabras del Evangelio de Juan, una imagen imposible de ignorar.
Para Luke Alford, uno de los organizadores, la intención era ofrecer respuestas significativas en un lugar visible y accesible para todos.
«Mi meta este año es acercarme más a Dios. Es reconfortante encontrar un recordatorio que me ayude a seguir en ese camino», expresó Ryan Cantabeni, estudiante de primer año.
La iniciativa no pasó desapercibida. Algunos estudiantes, incluso sin una conexión religiosa, apreciaron el esfuerzo. Jenna Kittrell, quien no se identifica con ninguna fe, valoró la acción por su impacto visual y la forma en que añadió color al campus.
Sin embargo, no todos recibieron el proyecto con entusiasmo. Algunos argumentaron que el tiempo invertido podría haberse destinado a otras causas, como el voluntariado en comedores sociales. Aun así, muchos valoraron la inspiración espiritual de la iniciativa.
Un despertar espiritual en los campus universitarios
Para quienes participaron, esta acción no solo embelleció el campus, sino que también sirvió como una expresión pública de fe con el potencial de generar un avivamiento espiritual. Christa Frost manifestó su deseo de que esta iniciativa sea el inicio de un movimiento mayor en las universidades.
Este proyecto se suma a una creciente ola de renovación espiritual en campus de todo Estados Unidos. El movimiento UniteUS ha sido un ejemplo de este despertar, organizando eventos masivos de adoración en universidades como la de Kentucky, donde miles de estudiantes han participado en servicios y bautismos espontáneos.
Líderes como Jennie Allen y organizaciones como BCM continúan trabajando para guiar a los estudiantes hacia una relación más profunda con Jesús y ayudarlos a encontrar comunidad en su fe.
