Tres conversos cristianos iraníes, entre ellos una mujer embarazada, han sido condenados a más de 40 años de prisión en total por seguir a Jesús, lo que evidencia la creciente hostilidad hacia los creyentes en Irán.
Fueron arrestados en Teherán y trasladados a la prisión de Evin antes de ser juzgados y sentenciados, convirtiéndose en otro ejemplo de la persecución religiosa en el país.
Los tres conversos, Abbas Soori, Narges Nasri y Mehran Shamloui, han recibido severas penas debido a sus creencias.
Abbas fue condenado a 15 años de prisión por su participación en una iglesia en casa, mientras que Narges, a pesar de estar embarazada, fue sentenciada a 16 años de cárcel.
Mehran, un músico, recibió una condena de casi 11 años por presunta propaganda contraria a las leyes islámicas.
Narges Nasri, de 37 años, enfrenta un futuro incierto con su condena de 16 años, acusada de activismo contrarrevolucionario y pertenencia a una iglesia en casa, lo que refleja la dureza del régimen contra los cristianos.
Mehran Shamloui, también de 37 años, ha sido sentenciado por sus creencias y actividades artísticas.
Puertas Abiertas ha dado a conocer este caso dentro de su petición de oración, instando a los creyentes a mantenerse firmes en la fe a pesar de las adversas condiciones.
Asimismo, están solicitando apoyo para la salud de Narges y la seguridad de su futuro hijo, además de pedir la pronta liberación y anulación de las sentencias.
Las familias afectadas necesitan consuelo, fortaleza y provisión en estos momentos difíciles. Por ello, la organización que monitorea la persecución cristiana a nivel mundial sigue el caso de cerca, elevando su voz en favor de miles de creyentes que sufren por su fe.
Irán se encuentra en la novena posición entre los países más peligrosos para los cristianos, según el Índice de Persecución Mundial 2025 de Puertas Abiertas.
La situación de estos tres conversos es un reflejo de la persecución religiosa que enfrentan los cristianos en Medio Oriente y África. Sin embargo, la petición de apoyo internacional y la concienciación sobre la hostilidad contra los cristianos en Irán aún carecen de suficiente difusión, lo que dificulta la búsqueda de justicia para quienes sufren por su fe.
