Las intensas inundaciones que golpearon el centro de Texas el pasado 4 de julio han dejado una profunda marca en la comunidad, provocando una movilización nacional de líderes cristianos, iglesias y organizaciones de fe. La tragedia ha cobrado la vida de al menos 89 personas, y decenas más continúan desaparecidas, mientras las autoridades advierten que las lluvias podrían persistir, aumentando el riesgo de nuevos desbordamientos.
Uno de los escenarios más devastadores fue el Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas ubicado a orillas del río Guadalupe. Veintisiete de las víctimas confirmadas formaban parte de este campamento, una pérdida que ha sacudido profundamente a familias y congregaciones en todo el país.
En respuesta, el vicegobernador de Texas, Dan Patrick, hizo un llamado urgente a la oración, pidiendo a la ciudadanía que se arrodille en intercesión por las niñas desaparecidas. El gobernador Greg Abbott también se sumó a la iniciativa espiritual, proclamando el domingo 6 de julio como el “Día de Oración en Texas”, con el fin de elevar clamor por las familias afectadas y por el personal de rescate.
La comunidad cristiana ha respondido con fuerza y compasión. El pastor y autor Max Lucado, de Oak Hills Church en San Antonio, anunció una jornada especial de oración transmitida en vivo por Facebook el lunes 7 de julio, animando a los creyentes de todo el país a unirse en intercesión por el sur de Texas. Lucado destacó que en momentos de dolor, la fe se convierte en el refugio más sólido.
Desde Dallas, el pastor Robert Jeffress, de la Primera Iglesia Bautista, compartió un mensaje de esperanza basado en las Escrituras. Recordó que el sufrimiento no estaba en el plan original de Dios, pero que en Cristo hay vida eterna. Citó Juan 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”, enfatizando que en medio de la oscuridad, la fe resplandece con más fuerza.
También el pastor Greg Laurie, desde California, ofreció palabras de consuelo a los padres que lloran a sus hijos, animándolos a confiar en el amor eterno de Dios. Laurie compartió su experiencia personal de duelo y recordó que los creyentes volverán a reunirse con sus seres amados si permanecen en la fe.
Mientras tanto, iglesias como Highland Park Presbyterian Church y Highland Park United Methodist Church, ambas en Dallas, han abierto sus puertas para ofrecer consuelo, oración y consejería gratuita. Equipos de ayuda como Samaritan s Purse y la Billy Graham Evangelistic Association también se han activado en las zonas más afectadas, llevando asistencia práctica y espiritual.
En medio del sufrimiento, la iglesia se ha levantado como un faro de esperanza. La fe invita a mirar más allá del dolor inmediato y a confiar en que, aunque este mundo esté marcado por la tragedia, en Dios hay consuelo, restauración y vida nueva para quienes le buscan.