El Fluminense Football Club, uno de los clubes más históricos y queridos del fútbol brasileño, logró una victoria clave este martes en el Mundial de Clubes de la FIFA. El conjunto carioca venció 2-1 al Al-Hilal en un emocionante encuentro disputado en Orlando, asegurando así su lugar en las semifinales del torneo.
Los goles de Martinelli y Hércules fueron decisivos para sellar el triunfo en un partido marcado por el equilibrio y la persistencia táctica del “Flu”. Pero más allá del resultado, la atención se centró en las palabras del veterano arquero Fábio Deivson Lopes Maciel, quien a sus 44 años no solo sigue siendo una pieza clave del equipo, sino también un referente de fe y espiritualidad dentro y fuera del campo.
Con una trayectoria extensa en el fútbol brasileño y récord de atajadas en la Serie A desde 2023, Fábio destacó tras el partido que su mayor fortaleza no proviene del físico, sino de su conexión con Dios. “Soy un portero de Dios. Eso es lo más importante: glorificar Su nombre”, expresó con convicción. Fábio llegó a Fluminense en 2022 y, desde entonces, ha sido un ejemplo de liderazgo espiritual en el plantel.
El arquero reveló que su preparación para los encuentros va más allá de lo deportivo. Inicia tres días antes con oración de rodillas, ayuno y tiempos de reflexión, buscando fortaleza y dirección divina para él y sus compañeros. “Siempre intercedo por ellos. Le pido a Dios sabiduría, vigor y unidad”, explicó.
Fábio también resaltó la importancia de la unión dentro del grupo, asegurando que el compañerismo y el apoyo espiritual mutuo son fundamentales para enfrentar los desafíos del alto rendimiento. “Cada partido es una oportunidad que Dios nos da. Somos pequeños, pero Él realiza sueños. Mi papel es ser un instrumento Suyo, y eso me basta”, aseguró el guardameta.
La fe también marca su vida familiar. Casado con Sandra Maciel y padre de Valentina y Pablo, el portero afirmó que todas sus decisiones son tomadas “con oración y bajo la dirección de Dios”, tanto en el hogar como en su carrera profesional.
Con esta victoria, Fluminense reafirma su ambición de conquistar el título mundial, mientras que su arquero demuestra que la verdadera grandeza no sólo se mide en títulos, sino en la fe con la que se vive cada jornada.