El psicólogo y comentarista cultural canadiense Jordan Peterson ha lanzado una crítica contundente hacia lo que considera una "infiltración ideológica" en algunas iglesias protestantes de Canadá y Gran Bretaña. Según Peterson, muchas de estas instituciones cristianas están desviándose de sus valores fundamentales al adoptar tendencias culturales modernas que, a su juicio, están dañando la integridad de la fe y de la sociedad en general.
En una reciente entrevista, Peterson señaló la creciente presencia de símbolos como las banderas arcoíris en iglesias, lo cual interpreta como un alejamiento hacia un "orgullo hedonista". Para él, estos cambios reflejan una peligrosa adopción de políticas de identidad que amenazan los cimientos de la fe cristiana, especialmente entre los jóvenes, quienes son más vulnerables a la influencia de las corrientes culturales contemporáneas.
Peterson no se limitó a las iglesias liberales; también advirtió que las comunidades evangélicas conservadoras no están exentas de estos problemas. En sus palabras, existen “malos actores” dentro de la propia comunidad cristiana que, por su conducta, alimentan las críticas de sectores ateos y dañan la imagen de la fe.
Este fenómeno, según Peterson, puede atraer a individuos con motivaciones narcisistas que distorsionan la religión en beneficio propio, algo que comparó con la persecución de Cristo por parte de los fariseos y escribas.
El autor también ofreció una reflexión sobre cómo la fe puede ser manipulada por líderes egocéntricos, destacando la importancia del discernimiento dentro de las congregaciones. Para Peterson, es esencial que los creyentes mantengan un escepticismo crítico hacia aquellos que tuercen el mensaje cristiano para fines personales.
Citó el proverbio "Por sus frutos los conoceréis" como una guía para evaluar la autenticidad y el compromiso de los líderes religiosos con los valores cristianos.
A pesar de su crítica, Peterson expresó un optimismo cauteloso sobre el futuro de las iglesias, destacando un aumento en la asistencia, especialmente en círculos más conservadores. Subrayó la importancia de transmitir valores religiosos tradicionales a los niños como una forma de prepararlos para los desafíos de la vida moderna y protegerlos de las influencias negativas de la tecnología y las redes sociales.
En este sentido, el psicólogo instó a los padres a educar a sus hijos como consumidores críticos del contenido digital y a fomentar un diálogo abierto sobre lo que ven en sus dispositivos. También propuso retrasar el acceso de los niños a teléfonos móviles hasta los diez años, priorizando su desarrollo social y creatividad en lugar de la tecnología.
Peterson concluyó subrayando que la fe y los valores tradicionales son esenciales para formar individuos fuertes y resilientes en un mundo cada vez más influenciado por ideologías y avances tecnológicos.
