Le dieron 3 meses de vida, pero Cristo le concedió sanidad y vida eterna: «Me tocó, Su presencia estaba conmigo».

Octubre 24, 2024 | Vistas 235
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“Fue un momento muy aterrador para mí. Estaba muriendo”, comentó a CBN News.

Antes de su diagnóstico, Chuck disfrutaba de caminar y andar en bicicleta por las montañas cercanas a Phoenix, Arizona, donde vivía con sus dos hijos adolescentes, Daunte y Chucky. Con el tiempo, comenzó a experimentar síntomas como fatiga y dolores corporales, que se intensificaron hasta que un día tuvo que acudir a emergencias. Allí le informaron que dos de sus vértebras estaban dañadas debido al cáncer.

La noticia del cáncer llevó a Chuck a replantearse sus prioridades. Reconoció que había trabajado arduamente para mantener a sus hijos, pero había descuidado su relación con Dios.

“El cáncer te hace detenerte y reflexionar sobre lo que realmente es importante en tu vida”, expresó.

Los médicos le diagnosticaron cáncer de próstata en etapa 4, el cual se había diseminado al 90% de sus huesos, y le recomendaron cuidados paliativos. En medio de esta difícil situación, Chuck decidió mudarse a Ohio para que su familia pudiera cuidar de sus hijos en caso de que él no sobreviviera.

Sin embargo, el día de la mudanza, sufrió un colapso debido al dolor intenso y fue trasladado de urgencia al hospital, donde se descubrió que una vértebra se había fracturado debido al cáncer.

Tras la cirugía, Chuck testificó haber sentido una presencia a su lado, que reconoció como Jesús.

“Miraba a Jesús y Él me miraba a mí. Su mano tocó mi hombro. No vi que moviera su boca, pero escuché en mi mente: Estoy contigo. Cuando levanté la vista, ya no estaba”, relató.

“En mi mente pensé: Estaba en la presencia de Jesús”, añadió.

Poco después, Chuck, quien estaba recibiendo morfina, dejó de sentir dolor. Esa noche tomó la decisión de que su relación con Dios nunca sería la misma.

“Le di gracias a Dios y dije: Sé que probablemente has estado intentando llegar a mí toda mi vida, pero ahora tienes mi atención. Me rindo completamente a Ti”, declaró.

A partir de entonces, Chuck inició quimioterapia y tratamientos adicionales, mientras fortalecía su relación con Dios.

“Las conversaciones que tuve con Dios fueron transformadoras. Lo llamo la escuela de Dios”, compartió Chuck.

Tres meses después de iniciar el tratamiento, se reunió nuevamente con su médico, quien le informó que sus exámenes mostraban resultados completamente normales. En noviembre de 2015, al finalizar la quimioterapia, no quedaba rastro de cáncer ni de daños en sus huesos.

El médico comentó que, si no conocieran a Chuck ni tuvieran acceso a sus exámenes anteriores, podrían pensar que estaba mintiendo sobre su enfermedad. Chuck afirmó que fue sanado completamente gracias a la intervención de Jesús.

Más adelante, Chuck se volvió a casar y fundó una organización dedicada a apoyar a personas que enfrentan el cáncer.

“Ahora he visto el poder de tener una relación con Jesús. Esto es lo que quita el estrés y la preocupación. Por eso puedes seguir sonriendo al final del día, incluso cuando atraviesas momentos difíciles. Hace una gran diferencia en toda tu vida”, concluyó.